[Relato:] El último vestigio (Día 6 de Twitchtober)

 

En este sexto día el protagonista de nuestra historia es Helios, la personificación del sol y uno de los titanes de segunda generación.​ Homero lo denomina simplemente como Hiperión. ¿Qué pasaría si tu fueras el último vestigio de la humanidad? Descubre las aventuras de Helios. 

En las ruinas de lo que una vez fue la Tierra, Helios, el último vestigio de la humanidad, se despertaba de su letargo digital, su misión: reiniciar la vida en un planeta muerto. Aún no tenía ni idea de cómo iba a hacerlo. Solo oía en sus sueños los ruidos estruendosos de las bombas, mientras hombres, mujeres y niños gritaban y lloraban presos del miedo. ¿Qué fue lo que acabó con aquella humanidad? ¿el egoísmo? ¿la ira? ¿la locura individual de aquellos que eran poderosos? No había respuesta, solo trozos diminutos de recuerdos que aunque se unieran no tenían nada que ver unos con otros.

Helios abrió sus ojos, si es que algo quedaba de ellos. No tenía un cuerpo físico sino que su consciencia y sus constantes vitales eran enviadas a una basta nube en la que habitaban. Dicha información se había compartido por los sistemas subterráneos que habían sido alimento de las grandes ciudades en un tiempo en el que estas eran vibrantes. El polvo lo cubría todo y las sombras de las moles gigantescas, que anteriormente habían sido edificios, formaban figuras grotescas.

Decidió comenzar a analizar. Poco a poco los androides de exploración se fueron encendiendo. De repente, una señal se activó en uno de los droides. No pudo ver muy bien los datos ya que aquellos droides estaban roídos por el tiempo. El ente del que provenía no era humano. El protagonista notaba un pulso lejano en alguno de los montones de escombros. La zona había sido un laboratorio de investigación científica.

Dirigió sus drones hacia allá lo más deprisa que pudo. Había una puerta sellada y cadáveres que ya habían sido fosilizados. Lo más sorprendente de aquello es que la puerta brillaba por encima del polvo.

“¿Qué eres?” musitó Helios para si mismo mientras escudriñaba la puerta con detenimiento. Una corazonada le hizo pensar que aquello sería importante para su misión. Intentó acceder a los sistemas de seguridad, pero eran demasiado antiguos, por no decir que estaban obsoletos. La puerta emitió un débil zumbido y, lentamente, comenzó a abrirse. Dentro, oculto en la penumbra, estaba el último secreto de la humanidad.