[Relato:] Paradojas Eternas (Día 2, Twitchtober)

 Continuamos con los relatos del reto de Aquila Inferna. 

En esta ocasión la premisa tiene que ver con Thanatos  que es la personificación de la muerte no violenta e incluso suave. 

En este relato Thanatos forma parte del funcionariado de Transiciones Vitales. 

Espero que lo disfrutéis. 

Paradojas Eternas

En la oficina gris y opaca del Departamento de Transiciones Vitales, Thanatos revisa su pila de expedientes con una eficiencia mecánica. Lleva puesto un traje negro, sin manchas y sin arrugas. Su corbata perfectamente planchada contrastaba con el desorden de papeles que estaba en su mesa. Parecía un empleado de una gran corporación pero sus ojos sin fondo representaban una experiencia que ya trascendía en el tiempo.

Hoy, en sus manos, descansaba el expediente 4657, correspondiente a Elena Martínez Alvarado. Él consultó la pantalla. En ella se veía a una mujer contenta, de pelo rizado y con una pelota de playa que tenía rayas. Sus dedos se deslizaron por la pantalla mientras sus ojos iban leyendo los datos de la vida de aquella interesante mujer: nació en 1978, casada en 1998, dos hijos y una carrera como profesora de filosofía. Una vida ordinaria pero para nuestro funcionario Thanatos cada vida era un mundo en sí misma, por no decir, un universo.

“Otro nombre más que añadir a la lista” suspiró, ahora tendría que guiarla a la siguiente etapa. Por muchos años que se hubiese dedicado a aquella tarea, aún no le cabía en la cabeza la idea de finitud. Por desgracia la muerte se había convertido en un proceso impersonal que solamente consistía en rellenar papeles y actualizar registros.

Por suerte o por desgracia, Thanatos tenía una conexión profunda con todas las almas que ayudaba a llegar al otro lado. Echaba de menos aquellos tiempos en los que aquel tránsito era un ritual sagrado. Ahora se había convertido en algo cotidiano, un sistema que ejecutaba todos los días.

Con un clic, abrió el portal digital que conectaba aquella lúgubre oficina con el plano astral. La pantalla se encendió con un resplandor que consiguió que Thanatos se tapase los ojos con las manos hasta que, por fin, sus ojos se acostumbraron. Thanatos estaba dispuesto a acompañar a Elena en su camino hacia el fin de sus días. El funcionario se sumergió en el portal. Elena estaba esperando en una burbuja de luz incesante, su rostro plácido contrastaba con la preocupación que mostraba en el expediente.

“Elena, es hora de partir” su voz resonaba en la inmensidad como un eco.

“Estoy lista, Thanatos” la sonrisa de aquella muchacha era apacible, ya sabía que aquel trayecto en la vida de los vivos había terminado.

Juntos comenzaron a caminar hacia aquella luz. A medida que se acercaban a aquel resplandor lejano, las figuras se iban convirtiendo en riachuelos de agua cristalina y prados verdes en los que reposar. La gente se había reencontrado por fin con sus seres queridos en la paz eterna.

Por fin, después de una caminata acompañada de una charla sobre el sentido de la vida, llegaron a aquel resplandor. Elena antes de despedirse le dio las gracias juntando sus manos a las de aquel funcionario.

Poco a poco se fue desvaneciendo.

Thanatos volvió a su oficina, en la mesa había aparecido otro expediente. Otra historia que escribir, otra vida a la que acompañar.