[Relatos:] Olympus (Día 9, Twitchtober)

 Continuamos con el Twitchtober propuesto por Aquila Inferna. Nos trasladamos de una pequeña Aldea a la ciudad Olympus, donde los dioses han dejado de reinar y ahora ocupan las torres de la ciudad las grandes mega corporaciones. Acompañaremos a Alexis a vivir aventuras y descubrir a los autómatas de Hefesto ¿Te vienes?

Olympus

Anochecía en Olympus. El zumbido de los drones sobrevolaba los cielos sucios de la ciudad asentada en las ruinas de la Antigua Grecia, donde las mega corporaciones gobernaban como dioses, pero pocos conocían la verdad oculta bajo las calles.

Hades, como le decían los habitantes a los niveles más bajos de la ciudad, era donde reinaba la oscuridad. Sin embargo en su núcleo había algo más poderoso incluso que la propia humanidad: los autómatas de Hefesto.

Aquellos robots eran reliquias del antiguo mundo, fueron creados por el propio dios para defenderse de la tecnología del porvenir. Gigantes de metal llenos de engranajes y circuitos que estaban olvidados por la mitología y cogiendo polvo.

Alexis había oído rumores, hacía poco tiempo que se había especializado en nano-tecno-arqueología.

Uno de los días en los que se encontraba en la oficina, encontró unos documentos. Después de varios intentos consiguió desencriptarlos: ¡Ahí estaban! Los planos para encontrar el misterio que la humanidad había guardado durante tanto tiempo. Descargó los mapas en sus implantes cerebrales y descendió a los infiernos de la ciudad.

Los túneles eran inhóspitos y oscuros. Cuando por fin llegó a la señal exacta que le marcaban sus implantes, activó una terminal que le permitió acceder a aquellos titanes de metal. Las luces de aquel taller gigantesco y subterráneo se habían encendido dejando ver a aquellas moles con ojos rojizos.

Notó señales, no estaba sola. Escuchó ruidos que le hicieron temer por haber sido descubierta.

“Esto es lo que los dioses siempre han temido” murmuró Alexis. Antes de que pudiese conectarse a esos gigantes, notó que las voces que había escuchado antes estaban cada vez más cerca.

Los soldados de Pandora siempre habían querido aquellos autómatas para satisfacer las necesidades de su jefe. Alexis se había puesto en medio y harían lo posible por eliminarla.

Tecleó lo más rápido posible, ya se oían golpes detrás de la puerta. El combate estaba servido pero Alexis no pensaba retroceder ahora que había encontrado aquel hallazgo.

De repente el primer autómata despertó y levantó una mano sacudiendo la Tierra. La pesadilla del mundo había comenzado.