[Relato:] Pentecostés IV

 


PENTECOSTÉS IV
El aire de Pentecostés IV tenía un aroma dulce y metálico, cómo si la vida emanase de sus raíces. Bajo las copas de los árboles bioluminiscentes, un extraño dosel de luces intermitentes que parecían respirar junto al bosque. El equipo avanzaba en silenció, sus pasos iban acompañados con el crujido del musgo. Aunque nadie se atrevía a formularla en alto, todos compartían la misma inquietud: ¿qué encontrarán en este planeta remoto?
El objetivo de la misión era claro: explorar y cartografiar Pentecostés IV para determinar si podía sustentar una colonia humana. Los informes preliminares sugerían un bioma inusualmente rico, pero plagado de anomalías. La tripulación había leído con escepticismo las notas de los drones exploradores que habían llegado antes que ellos. "Ecosistemas hiperadaptativos", "comportamiento coordinado en la vegetación", "emisiones biológicas de origen incierto". Frases que se antojaban abstractas en la sala de planificación, pero que ahora se manifestaban con una extraña vitalidad bajo la luz púrpura de los árboles.
Poco a poco, la tripulación que había iniciado el viaje a Pentecostés IV se adentraba en aquella flora. La doctora López llevaba su traje ambiental; el corazón le latía al mismo ritmo que la llamativa vegetación. Cada nueva especie era un enigma indescifrable. De repente, el espectrómetro de bioseñales que portaba la bióloga comenzó a emitir un sonido molesto. Pasó el dispositivo por una enredadera y este empezó a pitar con mayor intensidad. La enredadera no solo se enroscó lentamente; cuando el sensor tocó su superficie, emitió un destello que hizo retroceder al equipo. Era como si la planta los hubiera advertido. 
—¡Cuidado!
Uno de los compañeros lanzó un grito para alertar al resto del equipo. El sensor dejó de sonar en cuanto se soltó del agarre de aquella rama violácea. Tan pronto como la rama perdió contacto con la piel, retrocedió hasta su posición original, como si de un ente inteligente se tratara.
—¿Estás bien? —preguntó la capitana Lenova, acercándose con cautela para examinar el brazo de su compañera.
—Sí, pero no entiendo lo que acaba de suceder. Los informes preliminares no mencionan que este bioma albergará inteligencia.
—Está claro que debemos mantenernos a una distancia prudencial de la naturaleza de este bosque.
—Tienes razón, capitana. Debemos ser cautelosos.
A pesar de sus palabras, la curiosidad era un instinto difícil de reprimir. A la bióloga le costó recuperar el aliento tras el susto. Tuvo una larga discusión con la capitana y los ingenieros de la nave, después decidió llevar a cabo un experimento. Tanto ella como el equipo de ingenieros ensamblaron una unidad de reconocimiento adaptada que contaba con sensores biométricos avanzados y un recubrimiento de aislamiento electromagnético. No sabía si iba a funcionar; podía sentir una extraña incertidumbre.
Activó la unidad y la acercó lentamente a aquellas ramas violáceas, que se balanceaban como si nada hubiese ocurrido minutos antes. De repente, la planta se movió. Una de sus ramas se aproximó despacio, pero sin intención de atacar el objeto extraño que la inspeccionaba.
—Es increíble, la planta está observando los movimientos de la sonda.
—¿Y eso qué implica?
—Parece que la planta tiene memoria. Este dato no estaba escrito en los informes de la misión. 
La capitana Lenova quedó asombrada, mientras el resto de la tripulación se acercaba con precaución hasta su posición.
—Pero las plantas de la Tierra también reaccionan a estímulos, ¿no? La mimosa púdica a veces pliega sus hojas por diversos motivos.
—Sí, pero no podemos considerar que la flora de nuestro planeta sea capaz de aprender los movimientos de una unidad de reconocimiento. 
Mientras la bióloga mantenía la mirada fija en los movimientos fluidos de la planta, la capitana, con los brazos cruzados, no dejaba de analizar la situación. Posiblemente se tratara de un hallazgo para la comunidad científica, pero también podría ser un peligro. Le habían enseñado que no se debe jugar con lo que no se puede concebir.  La memoria de aquella flora era algo incomprensible para la humanidad.
— Creo que deberíamos regresar a la nave. Si esa planta está memorizando nuestros movimientos, podría percibirnos como una amenaza, y no quiero poner en peligro a mi tripulación.
Su compañera se incorporó bruscamente tras escuchar aquellas palabras.
— ¿De verdad estás dispuesta a abandonar un descubrimiento tan importante para la ciencia?
一 Si aquello que tú llamas descubrimiento conlleva ponernos en peligro一 La capitana cogió aire antes de expresar aquellas palabras一  Sí, privaré a la comunidad científica. Mi vida vale mucho más que este descubrimiento. 
La luz menguaba, sumiendo al equipo sumiendo al equipo en una penumbra inquietante. La unidad de reconocimiento encendió su tenue luz automática, proyectando sombras que parecían moverse.
Entonces, lo oyeron: un leve silbido que provenía de la flora circundante. Las ramas comenzaron a balancearse al unísono, como si compartieran un mismo propósito. Mientras Lenova observaba las sombras danzar en el suelo, recordó la última vez que había subestimado 
Después de la respuesta de su capitana, la bióloga se mordió los labios intentando ocultar su réplica. Una parte de ella entendía la preocupación de Lenova. Cómo buena capitana que era, no podía permitir que su tripulación se enfrentara a los peligros que esconden aquellas hojas violáceas, pero aquello no era una sensación que tenía ella. A medida que la luz de la bóveda celeste iba perdiendo fuerza, los ordenadores de la unidad de reconocimiento iban mostrando cómo la señal que emitía la flora se volvía más y más intensa. 
一 No entra dentro de la misión. Si resulta que este bosque es una amenaza nos estás poniendo en peligro a todos. No voy a negar que yo también encuentro fascinante este hallazgo pero mi deber es evitar exponernos a los peligros necesarios solo por que tienes una corazonada.
一 No es una amenaza. 
一 ¿Cómo lo sabe? 
La científica con un gesto de muñeca mandó a Davis, el más joven del equipo, a inspeccionar la pantalla del ordenador conectado a la unidad de reconocimiento. El muchacho era incapaz de ocultar su entusiasmo incluso en aquel momento de incertidumbre y tensión. 
一  Es increíble一  soltó él一  Todas las plantas están interconectadas. Están intentando comunicarse con nosotros. 
Después de aquellas palabras, la capitana miró a su compañera con una expresión gélida. Cruzó los brazos a la altura de su tripa. 
一 Y supongo que ahora querrá explorar y descifrar el código que tienen para comunicarse. 
Davis quiso entrar en la conversación, pero la supervisora de la unidad científica le paró en seco. 
一 Tengo una idea, pero necesito que crea en mí. Mi sueño siempre ha sido realizar un hallazgo de estas características. Si logramos descifrar su código, podríamos cambiar todo lo que sabemos sobre la vida ¿Qué opina?
La capitana comunicó a su tripulación que debía meditar esa idea. Mientras la bióloga continuaba sus investigaciones con la unidad de reconocimiento, ella decidió sentarse en el suelo en un lugar apartado de la tripulación. 
De repente una voz masculina la sobresaltó. Davis estaba frente a ella. La observaba con sus grandes ojos color miel. 
一 Capitana, sé que nos conocemos poco pero creo que debería dejar que la doctora López haga el experimento de los estímulos. Tiene razón, este hallazgo puede suponer un peligro pero considero que merece la pena ya que podría cambiar lo que antes conocíamos. 
Lenova examinó en silencio a su subordinado. Había algo en su mirada que le hacía sentir añoranza. En su expresión se mezclaban un toque de entusiasmo juvenil y una mezcla de convicción. Ese tipo de pasión era la que impulsaba a la humanidad hacia descubrimientos extraordinarios que cambiaban el rumbo de sus vidas, pero también a tragedias sin solución. 
一 ¿Has visto lo que ocurre cuando el bosque responde?一 preguntó con voz calmada, aunque en sus adentros estaba tensa
El joven asintió con los labios apretados. 
一  Sí, capitana. No creo que sean hostiles… más bien curiosos. Al igual que nosotros estamos intentando comunicarnos con estos esquejes, ellos también están intentando comprendernos. 
Lenova soltó un suspiro levantándose del suelo.
一  Siento ser catastrofista pero ¿y si no llegamos a entendernos?
Davis titubeó antes de responder. 
一 Puede pasar, pero ¿Cuántas veces la raza humana ha logrado lo imposible solamente porque alguien quiso arriesgarse? Creo que la doctora López sabe lo que hace, además está tomando precauciones. Por otro lado, no estamos solos en esto, tenemos la tecnología de nuestro lado para hacer el trabajo. 
Ella lo miró fijamente, Hacía mucho tiempo que no se sentía dividida, Davis había expresado aquellas palabras con tal convicción que algo en su interior se tambaleó. 
一 ¿Ves las cosas de esta manera, Davis?一 preguntó seria一  ¿Cómo un salto a lo desconocido?
一  Usted también lo ve así, capitana. Solamente tiene miedo de admitirlo. 
La capitana esbozó una sonrisa irónica y negó con la cabeza. 
一 No es miedo, es la voz de la experiencia susurrándome al oído. He visto lo que pasa cuando jugamos con aquello que no comprendemos. 
De repente el silencio se hizo entre ambos. Ella cerró los ojos y minutos más tarde asintió con la cabeza. 
一 Está bien, hablaré con la Doctora López. Lo haremos bajo mis normas. Si esto se sale de control, cortamos el experimento. 
El muchacho asintió con una sonrisa aliviada, después de ese gesto se alejó entre la maleza a comunicar la noticia. 
Cuando la capitana llegó al lugar donde estaba el resto de la tripulación, la doctora López ya estaba ajustando los parámetros de aquel experimento. Había montado y configurado un dispositivo que sería capaz de emitir estímulos de luz y sonido a intervalos precisos. A su alrededor las plantas parecían susurrar moviendo sus ramas violetas en un sincronizado vaivén. 
一 ¿Lista doctora?一 en la voz de la capitana no podía observarse duda alguna. 
一 Lista, capitana一  López conectó el último cable y encendió el dispositivo. 
Una luz azul efervescente iluminó la flora. No ocurrió nada al principio pero repentinamente las plantas comenzaron a balancearse con mayor vigor, sus silbidos se intensificaron hasta tener un ritmo regular. La doctora López con los ojos fijos en la pantalla no pudo evitar un susurro emocionado:
一 Están intentando replicar los estímulos. Es un patrón. 
El dispositivo emitió un destello mucho más intenso. El bosque entero comenzó a reaccionar cómo un único organismo. Las luces bioluminiscentes de los árboles se apagaron de repente para luego encenderse al unísono con un destello tan intenso que hizo que la tripulación se tapara los ojos. 
一 ¡Detén el experimento!一  dijo la capitana, pero la doctora ya lo había hecho. 
Minutos más tarde hubo un silencio sepulcral. Solamente se oía el zumbido de los equipos. Las plantas se encontraban inmóvil, cómo si estuvieran evaluando lo que acababa de suceder. 
De nuevo, el espectrómetro de bioseñales emitió un zumbido. López miró la pantalla con cierta incredulidad. 
一 Están respondiendo…con su propio patrón一  su voz se entrecortó al decir esto一  Es increíble. 
La capitana se acercó al monitor intentando asimilar aquello. Aquella compleja secuencia que aparecía en la pantalla era un código que no habían llegado a descifrar. 
一  No es una reacción一  susurró la capitana一  Están intentando comunicarse. 
Antes de poder decir más cosas el bosque entero comenzó a emitir un bajo y profundo zumbido. Las plantas vibraban con una intensidad creciente y los colores bioluminiscentes creaban figuras que parecían acercarse a ellos. El bosque los estaba inspeccionando, intentaba acercarse a ellos para ver sus intenciones. 
一 ¿Qué significa esto?一  preguntó Davis con un hilo de voz. 
Lenova se puso en posición defensiva para lo que pudiese venir. 
一 Significa que hemos abierto una puerta a un descubrimiento mayor, solo espero que estemos preparados. 


[Relato:] Pentecostés IV [Relato:] Pentecostés IV Reviewed by Lucía Garcia on enero 09, 2025 Rating: 5

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