[Reseña:] Cuando la muerte visita el jardín: simbolismo y sensibilidad en Gospodinov

Hoy traigo la opinión un libro que me ha llegado al corazón.

Hace unos días terminé el libro de El jardinero y la muerte de Gueorgi Gospodinov y quería compartir mi opinión. Seguramente es un libro que veáis hasta en la sopa pero su mención es más que merecida desde mi punto de vista. Después de leer su inicio no puedo negar que esté en mis mejores libros del año.

«Mi padre era jardinero. Ahora es jardín.»

Esta es la frase con la que comienza el libro. Metafórica ¿no? muy potente. El libro es una reflexión sobre la vida y la muerte. El autor cuenta cómo fue vivir la vida mientras la vida de su padre termina. En este libro no hay artificios ni grandes gestos, solamente son recuerdos. Lo que más me ha conmovido es la manera en que el dolor se mezcla con la ternura. Hay momentos duros, inevitables, pero también otros llenos de una belleza tranquila, casi doméstica. El jardín no es solo una metáfora de la muerte, sino también del cuidado, de lo que se siembra durante toda una vida y permanece incluso cuando alguien ya no está.

Para mí es un libro breve pero que se queda contigo. No es un libro que dramatice la pérdida, pero tampoco es capaz de romantizarla. La comparación de la vida con el jardín es preciosa, me parece que encaja muy bien porque al fin y al cabo es vida que se marchita. A este libro le pega ser leído en un entorno en silencio y disfrutando de la lectura porque a pesar de que trata temas dolorosos es un libro que merece la pena. 

Al terminarlo, queda una sensación extraña: tristeza, sí, pero también gratitud. Por haber acompañado al autor en un momento tan íntimo y por recordar que el amor no desaparece con la muerte, solo cambia de forma. Quizá por eso el jardín resulta una imagen tan acertada: algo que sigue creciendo, incluso cuando ya no vemos al jardinero.

Es un libro que no recomendaría a la ligera, porque llega hondo y remueve. Pero si estás en el momento adecuado, puede ser una lectura profundamente sanadora. De esas que no se olvidan y que, sin levantar la voz, te hablan directamente al corazón.

Sin duda una de mis mejores lecturas del año, aunque no lo recomendaría a todo el mundo pero aún así es una lectura.