Si te quedas en esas cuatro paredes estarás firmando tu sentencia a muerte, serás un pájaro aprisionado en su jaula de miedo, lágrimas y noches en blanco.
No sabes que será de ti, solo quieres huir, las flores que te regaló se han marchitado. Aunque tienes claro que antes de encontrar tu sitio, darás pasos en falso que harán que te choques con muros, volverás a ser.
Terminas de hacer las maletas, él está dormido, ahora no resulta una amenaza
Miras las huellas que él ha dejado en tus muñecas y tobillos. ¡Sí, es hora de volar! Estás en el asiento del coche, tu reflejo te mira por el espejo retrovisor.
Das un portazo al miedo sin mirar atrás, viendo como aquella ciudad llena de recuerdos del pasado se encoge hasta quedar difuminada, mientras mueves la cabeza ritmo de David Bowie.
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