[Twitchtober:] Día 31. Medusa (Mito)

Buenos días, buenas tardes, buenas noches lectores. 

Hoy termina el Twitchtober y no podríamos acabar con una criatura mitológica más molona. Hablamos de Medusa. Gracias Aquila por la información:

En algunas versiones es una de las tres hermanas gorgonas que habitaban cerca del jardín de las Hespérides, pero lo más conocido es la versión en la que Medusa era una sacerdotisa del templo de Atenea de la cual se encapricha Poseidón y, aprovechándose de ella, profanan el templo. Atenea castiga a Medusa transformando su cabellera en un tocado de serpientes y condenándola a la soledad con la facultad de convertir en piedra a todo aquel que la mirase a los ojos. El héroe Perseo acabará con ella cortándole la cabeza con ayuda de los dioses. 

En esta ocasión Medusa tiene algo que decir, así que os dejo con ella en el escenario y su monólogo "Mírame otra vez, si te atreves" 

Mírame otra vez, si te atreves

¿Sabéis lo que más me fastidia de la mitología griega? Que todos los mitos están contados por

hombres. ¡Hombres con túnicas y ego infinito! Que si Perseo el valiente, que si Zeus el poderoso...

y yo, Medusa, la del “pelo imposible y la mirada mortal”. ¡Por favor! Si yo solo quería que me

dejaran tranquila.

Mira, yo era guapa, ¿vale? Pero guapa nivel diosa del filtro de Instagram. Hasta que un día,

Poseidón —ese señor del mar con tridente y cero límites personales— decide que ligar conmigo

dentro del templo de Atenea es buena idea. ¡Dentro del templo! O sea, el equivalente mitológico de

flirtear en una iglesia. Y claro, Atenea se enfada… ¿con quién? ¡Conmigo! No con Poseidón, no. A

él ni lo toca. Yo, en cambio, paso de modelo griega a monstruo mitológico en un solo hechizo.

Y claro, ahora tengo serpientes por pelo. ¡Serpientes! ¿Tú sabes lo difícil que es dormir con una

pitón enrollada en el flequillo? ¡Y ni hablar del gasto en champú antiveneno!

Pero ahí no acaba la tragedia: llega Perseo, con su espejo, sus sandalias con alas y ese aire de “soy

el protagonista”. Y claro, el muy listo me decapita mirando el reflejo, como si fuera un tutorial de

YouTube: “Cómo matar monstruos sin despeinarte”.

Y luego va por ahí enseñando mi cabeza como trofeo. ¡Como si fuera un souvenir de vacaciones en

Grecia! “Mira, la cabeza de Medusa, la conseguí este verano. ¡Petrifica y todo!”

Pero mira, con los siglos, la gente empezó a entenderme. Ahora soy símbolo feminista. Estoy en

camisetas, tazas, tatuajes… Atenea tendrá templos, pero yo tengo merchandising. ¡Y eso, amigos

míos, sí que es inmortalidad!