Hola lectores.
Hoy quiero compartir con vosotros la primera reseña de la primera lectura del año. Se trata de un cómic que he descubierto hace poco y que me ha gustado muchísimo. Lo que más me gustan son los monstruos es un cómic de Emil Ferris. Este cómic publicado en 2017 por Reservoir Gráfica. Este cómic ha sido premiado con 2 Ignatz, 3 Eisner, 1 Guinigi, 1 ACBD Gran Prix, 1 Carlos Giménez, 1 Premio de los Libreros de Madrid, 1 Premio del Cómic Aragonés. Premio al mejor Cómic Internacional del Salón Internacional del Cómic de Barcelona 2019.
Nos habla de Karen Reyes una niña de 10 años. Karen está obsesionada con los monstruos de la Universal y los comics de EC y se ve a sí misma como un pequeño monstruito (adorable). Tratar de decir en unas pocas palabras lo que contiene su historia es poco menos que imposible. Vamos a encontrar dramas familiares, historias sobre el bullying, el ser diferente en un colegio católico, racismo, un fresco de los barrios humildes de Chicago de principios de los 60 (con retazos que podrían recordar a la trilogía de New York de Eisner), pérdidas personales, secretos… pero es que además el detonante de la historia es la muerte de Anka Silverberg, una vecina de Karen, y como si esto fuese una muñeca matrioshka, dentro de la historia de Karen nos metemos de lleno en un particular whodunit y descubrimos el pasado de Anka como niña judía prostituida en la Alemania de la República Weimar y posterior víctima del holocausto.
Esta historia es una de esas historias que te calienta el corazón. Es una historia abigarrada y caótica que pone en duda aquello que es normal y lo que es caótico. Esta historia está hecha para los amantes de la cultura pop, aunque también mezcla elementos de cuadros románticos. Me gusta cómo la autora consigue crear su propia mitología utilizando a figuras como Frankenstein o el hombre lobo.
Lo importante aquí no son los monstruos que tienen apariencia de monstruo sino aquellos seres humanos que se creen mejores que el resto. Sin duda esta obra es una obra de arte muy compleja que he disfrutado como si fuese una niña pequeña. La verdad es que el hecho de que las viñetas estén hechas como si fuese el cuaderno de Karen es un detalle que añade mucho a la historia. Sin duda es una obra moderna que debería ser lectura obligatoria.
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