Esta entrada no es una entrada al uso. Con cada comienzo de curso llega un debate que todo profesor teme; Las lecturas obligatorias. Si por algo se conoce el sistema educativo es por el hecho de que memorizamos fechas de autores y libros que en un futuro no van a servir para nada. Sobre todo, el sistema educativo y también universitario se caracteriza por dar una visión panorámica de la «literatura universal» lo cual es un tanto extraño porque hay literatura que no se toca ni siquiera de refilón y mucho menos en máster. Ya sea por el hecho de que es difícil de encontrar en el mercado editorial o porque tenemos un sistema basado en mirar a Occidente y a lo canónico.
No pretendo mostrar un análisis riguroso, principalmente porque son temas que no controlo mucho. Es por esto por lo que voy a centrarme en mi experiencia académica y lo que he visto reflejado en el sistema educativo durante mis años. El sistema educativo pretende que yo tenga amor por la literatura pero imponiendo lecturas de «la alta literatura» que sean extensos, que cuenten temas con los que la juventud actual puede no llegar a sentirse del todo identificada.
No digo que se deje de leer Crimen y castigo porque no refleja tu realidad, pero considero que hay diversas formas de que los alumnos se motiven a leer y puedan ser evaluados. Sí, siguen existiendo evaluaciones que me parecen un poco arcaicos y necesitan cambios, pero eso no es un tema que quizá debamos hablar en este blog.
Por desgracia seguimos teniendo en la literatura un concepto de lo que es alta o baja literatura. No interesa la literatura barata que se puede encontrar en cualquier lado. Y ya no hablemos del comic que se considera un caso aparte. ¿Me da rabia? Sí, porque me atrevo a decir que muchos cómics me han enseñado más que muchos libros que me han obligado a leer en el colegio o en el instituto.
Sí, el problema de las lecturas obligatorias está implícito en el propio nombre: «obligatorias» He sido siempre una lectora ávida y empedernida pero no me aficioné a la lectura porque se me impusieran. Recuerdo muy pocas lecturas como Frankenstein que fueron obligadas y me gustaron. No se tiene muy en cuenta los gustos del alumnado ¿Por qué se mira la lista de lecturas con los profesores de diferentes departamentos y no con los alumnos?
No pretendo aprender de la Literatura, pero si me ofrece la oportunidad de hacer una reflexión pues mucho mejor. No miro si es alta o baja literatura. De hecho, podría decirse que defiendo la baja literatura por encima de todo porque no está mal atiborrarse a hamburguesas baratas, de hecho a veces hay que descansar de platos muy refinados.
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