[Reseña:] Entre la sangre y la sororidad: una fábula moderna sobre el poder y la culpa

Buenos días, buenas tardes, buenas noches lectores. 

Hoy me gustaría hablar de Mi hermana, asesina en serie. Puede sonar un título digno del true crime y, aunque algunos elementos tiene, no va de eso. En sus páginas, Oyinkan Braithwaite mezcla humor negro con la violencia cotidiana y el morbo de la sangre. Este libro tiene una prosa quirúrgica y directa. La autora nos lleva por las calles de Lagos para explorar los lazos entre dos hermanas —una enfermera meticulosa y una asesina impulsiva—, y nos obliga a preguntarnos hasta dónde llega el amor fraternal cuando la moral se tambalea.

A través de una narradora como Korede, una enfermera que vive en un mundo donde su cotidianidad se tambalea. Al fin y al cabo, su hermana cuando se cansa de sus relaciones amorosas y acaba asesinándolas. Cada capítulo es breve pero mordaz, acusando a un sistema de moldear a las mujeres y limitarlas. Mi hermana, asesina en serie es una novela que he leído rápidamente pero que me ha dejado un poso de desconsuelo bastante intenso y una reflexión sobre la sociedad que no dejará indiferente a nadie. ¿Hasta qué punto matar a alguien en defensa propia te exime de haberlo matado? 

Me gusta que los capítulos sean confesiones que se escapan sin pensar. Es como una olla a presión que nunca llega a estallar del todo. La tensión se siente en cada gesto, en cada mirada y en cada pensamiento. Me gusta mucho como retrata Lagos  porque parece una ciudad muy llevada por el orden. Es una novela que tiene personajes vivos incluso cuando no pueden decir nada. 

Cada uno de los personajes tiene su función a pesar de sus silencios. Si buscas una novela que no busca redimir a sus personajes, que tiene un humor ácido y que no tiene un final fácil,  Mi hermana, asesina en serie es tú novela. 

Korede, con su voz contenida y su sentido del deber, se convierte en la conciencia moral del libro. Es quien limpia la sangre, literal y simbólicamente, y quien entiende que el amor a veces es una forma de complicidad. Ayoola, en cambio, es el reflejo más salvaje de la libertad y del deseo: vive sin miedo, sin remordimientos aparentes, y eso la hace tan fascinante como peligrosa.

Además ese final tiene un toque amargo y te hace pensar que todo va por el mismo camino pero no es así. Un libro incómodo pero que me ha parecido brillante.